El Café Sperl fue inaugurado en 1880, siendo uno de los más antiguos y famosos de Viena (Austria), es el kaffehaus por excelencia. Está ubicado en el barrio de Mariahilf (cerca del centro de la capital), en la calle Gumpendorfer Straße 11, junto al barrio de los museos. Una zona bonita y tradicional que mantiene la esencia de Viena. Esta cafetería ha ganado multitud de premios y es uno de los escenarios principales en la preciosa película romántica “Antes de amanecer“.
El café Sperl mantiene la estructura y el mobiliario del siglo XIX con una decoración tradicional: suelo de parqué, mesas de mármol, lámparas de araña, mesas de billar, muebles de diseño clásico y una selección de periódicos para consultar. Antes de la Primera Guerra Mundial sus clientes eran personajes ilustres de la sociedad cultural y militar. Entre guerras perdió parte de su encanto, y tras la Segunda Guerra Mundial volvió a brillar gracias a su conexión con la ópera de Viena.
Los platos son los típicos de la comida casera vienesa, y las raciones son abundantes. Además, se pueden acompañar de buenos vinos y cervezas. Respecto a los postres, hay que destacar su pastel de chocolate secreto “Sperltorte”, muy rico. Mención aparte merecen sus cafés, como era de esperar, con mucha variedad (docenas de tipos) y muy bien elaborados y presentados. Por otra parte, los domingos por la tarde el café Sperl ofrece música de piano en directo, para amenizar la sobremesa. Se puede disfrutar desde el desayuno hasta la cena, pasando por comidas, meriendas o simplemente (aunque allí no es simple) un café.
La región austriaca de Salzkammergut tiene uno de los paisajes más espectaculares que la naturaleza puede ofrecer, gracias a la mezcla perfecta de montañas y lagos. Es en esta zona donde encontramos un pueblo cuya belleza es tan única que se le ha denominado “La Perla de Austria“.
La historia de este fantástico pueblo se remonta a la época de la Edad del Hierro, es aquí donde se ubica la primera mina de sal conocida, convirtiéndolo en un importante centro minero. Hasta el año 1890 la única manera de acceder era en bote o a través de estrechos senderos.
Vista desde el ferry
Hallstatt es pequeño y se puede recorrer en no más de 30 minutos, sin embargo, ese tiempo no es suficiente para poder admirar las magníficas vistas y las pintorescas casas, encimadas a lo largo del acantalido. Aunque se puede llegar en auto, la mejor manera es en tren, pues la estación se encuentra al otro lado del lago por lo que se tiene que tomar un pequeño ferry que lleva al pueblo y así disfrutar de un paseo que brinda fascinantes panoramas del contraste entre el lago, el pueblo y las montañas que los rodean.
Casas de madera
Para llegar desde Vienna, hay que ir a la estación del oeste “Westbahnhoff”, tomar el tren de la compañía WestBahn que va a Attnang-Puchheim. De ahí se toma el tren regional que va a Obertraun, pasando por Bad Ischl y después Hallstatt. Aunque la companía austriaca OEBB tambíen ofrece trenes a Attnang-Puchheim, el boleto sale más caro sino se compra con anticipación en línea, mientras que los precios de WestBahn son fijos.
Plaza principal
Desde Salzburgo hay diferentesopciones, sin embargo, la más conveniente por el precio y las vistas que ofrece es tomar el autobús 150 que va a Bad Ischl y de ahí el tren con dirección a Obertraun para bajarse en la estación Hallstatt Bahnstl. Ahí estará esperando el ferry que lleva al pueblo de Hallstatt.
El Wiener Schnitzel es el plato nacional austriaco y una de las recetas más conocidas de la gastronomía vienesa. Consiste en un filete de ternera empanado, frito en mantequilla y servido con una rodaja de limón.
En el Trío Viajero nos gusta comer, pero es que además nos gusta lo auténtico e incluso a veces cutre. El restaurante Schnitzelwirt es el ejemplo perfecto y no creo que haya nada más castizo en toda Viena; ciudad pulcra e impoluta.
Situado en Neubaugasse 52, a escasos metros de la parada de metro del mismo nombre y a unos 20 minutos a pie del Ayuntamiento de Viena, es la parada perfecta para un almuerzo contundente.
Plato combinado de schnitzel vienés, parisino y mexicano
Frecuentado por locales de buen comer, hasta las porciones de niño son enormes y cuesta mucho no dejar nada en el plato. La carta incluye desde el clásico vienes al parisino, que no lleva pan rallado; y los acompañan con ensalada, patatas o el más contundente que he probado, espagueti a la boloñesa.
En pleno centro de Viena, el precio es más que asequible y la experiencia única, ya que probablemente acabarás compartiendo mesa con algún austriaco.